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Desde su técnica de pintura al óleo, Anita presenta una serie de obras inspiradas por el campo y los personajes que la habitan. Su obra rinde homenaje a los campesinos, abuelos y niños, cuyas historias y emociones se plasman en cada trazo. A través de un enfoque realista y detallado, sus retratos destacan la fuerza y la ternura de aquellos que a menudo permanecen invisibles para la sociedad.
Con una paleta de tonos tierra y pasteles, Anita crea piezas que invitan al espectador a conectarse emocionalmente con la autenticidad de sus personajes. Las texturas y volúmenes utilizados no solo añaden profundidad visual, sino que también construyen un diálogo sobre la importancia de preservar las tradiciones ancestrales y el entorno natural. Las miradas y gestos capturados en sus lienzos revelan una pureza y sinceridad únicas, ofreciendo una ventana hacia la vida cotidiana del campo y sus habitantes.
Este cuerpo de trabajo se convierte en una reflexión sobre la humanidad, la simplicidad y la belleza inherente de la vida rural. Las obras de Anita nos invitan a sumergirnos en un recorrido sensorial donde la emoción humana es amplificada y preservada, subrayando la necesidad de reconocer y valorar a aquellos que, a pesar de ser esenciales, permanecen en los márgenes de la invisibilidad social. Esta serie es una invitación abierta a experimentar y apreciar la riqueza de cultural rural y su impacto en el presente y el futuro.